Es una experiencia estética diseminada en nueve meses, que se mueve es un espectro espiritual que conjuga las tres ramas básicas del conocimiento humano: arte, ciencia y filosofía se entretejen hasta perder sus bordes. Una gestación de una dimensión liminal que alcanza a contenernos y, a la vez, que ha sido hecha por nosotros mismos. Una proyección de la primera morada también es el hogar eterno. Anáneko, vocablo minika, se refiere al hogar, a la casa comunitaria. Ana/neko (abajo/ en este vientre) alude a la extensión de la calurosa y nutricia matriz hacia la realidad de los nacidos las especies. La casa grande, la naturaleza, que nos envuelve y nos compone. El conocimiento originario y perpetuo de la tierra en su permanente germinar de la vida. Curador: Oscar Roldán-Alzate